07 Dic Las pymes canarias ante los intangibles
Hace ya tiempo que las grandes empresas se han dado cuenta de la enorme importancia de los intangibles. Esos valores de la empresa que no se ven ni se tocan pero que son perfectamente medibles en cuanto a su rentabilidad. Pues bien, uno de los principales intangibles es la gestión de la comunicación y un informe de este año de la consultora Towers Watson asegura que las empresas que implementan una comunicación eficaz alcanzan hasta un 47% más de retorno de la inversión (ROI) que las que no lo hacen. Las empresas que comunican con éxito obtienen mayor rentabilidad.
Parece claro que las grandes empresas apuestan por la inversión en intangibles como la identidad corporativa, la imagen, la reputación o responsabilidad social corporativa sobre todo en tiempos de zozobra en los que el posicionamiento de la marca debe reforzarse ante una mayor competencia. En ellas la cultura de los intangibles ya ha enraizado y así se resalta que el 31% de las empresas que integran el IBEX 35 consideran los intangibles como una inversión estratégica.
Pero Canarias posee un tejido empresarial formado mayormente por pequeñas y medianas empresas que en medio de esa misma zozobra no siempre contemplan el desarrollo de los intangibles como una herramienta a su alcance, y sobre todo como una herramienta rentable. Probablemente seamos los profesionales quienes tengamos buena parte de la culpa por no haber sabido transmitir la importancia de esos activos que desde hace tiempo están adoptando las pymes de otras regiones españolas. En nuestra experiencia diaria observamos dos características que comparte un alto porcentaje de empresas:
-La tendencia a limitar el concepto de comunicación empresarial a la comunicación de producto, es decir a plantearse simplemente “hacer o no hacer publicidad”.
-La gestión de la identidad visual, o de la marca sin la asistencia de profesionales externos. Cuando la tendencia en las empresas de éxito es precisamente integrar la gestión de la imagen con la de la comunicación, interna, externa y de producto, teniendo claro desde el principio que una marca no es un logo.
La cuestión es plantear una estrategia de comunicación en todos los ámbitos que responda a la pregunta principal: ¿Qué es mi empresa? ¿De qué manera quiero que me perciban los demás? Pensemos por ejemplo en una pequeña empresa de 4 ó 5 empleados dedicada a la reparación de bicicletas y que quiere reorientar su negocio al diseño y la venta de sus propios artículos. ¿Bastará con poner un cartel, un par de anuncios y dibujar un logo cualquiera? ¿O habrá que coordinar el plan estratégico del negocio con el plan de comunicación para elegir nuestro mensaje, nuestro público y la mejor forma de llegar a él? ¿Cómo generaremos confianza, cómo mantendremos un estilo que nos diferencie de la competencia? ¿Qué valores adscribiremos a nuestra empresa? ¿Cómo los explicaremos a los empleados?
Son cuestiones que tienen respuesta a través de la Comunicación, con mayúsculas. Una inversión rentable que reporta soluciones adaptadas a los recursos y necesidades de todas las empresas. Sea cual sea su tamaño.