La 2.0 en la política

La 2.0 en la política

Los que escribimos en este blog solemos hacer constante referencia a las nuevas tecnologías de la comunicación como una de las mejores maneras de dar a conocer una idea, un proyecto o un producto. Hace dos semanas que también nos hacíamos eco del terreno que cada día va ganando la llamada Comunicación 2.0, como herramienta  indispensable para las empresas. Es un hecho aceptado que esas nuevas tecnologías de la comunicación aportan muchas ventajas, sobre todo una vez metidos en el envolvente planeta Internet. Y si hablamos del mundo actual, en cambios constantes, obligada referencia es la comunicación política a través de la red de redes.

Hay que insistir en la influencia que las redes sociales como Twitter, Facebook o Tuenti tienen en la sociedad de hoy y por eso los partidos políticos no les quitan ojo, cada vez más. Algunos creen que ya es casi imposible ganar unas elecciones si no se usa Internet, al menos durante la campaña. Puede que sea algo exagerado pero sí es cierto que los políticos toman buena nota de la importancia de estas redes a la hora de lanzar su mensaje. Y no sólo las redes sociales en sí; también la presencia en medios digitales, por ejemplo, en los que participar en una entrevista en la que las preguntas las formulan los internautas.

Y como casi todas las cosas, ésta también tiene un pero. Un pero que se puede salvar si no se olvida que, a diferencia de los medios clásicos (prensa escrita, radio y televisión), que actuaban en una sola dirección en el momento de lanzar el mensaje, los medios digitales lo hacen en dos, aumentando la eficacia del feed-back. Es decir, que el emisor (el político en este caso) envía el mensaje que llega al receptor (el votante potencial), éste lo recibe, lo analiza y responde al emisor, diciéndole lo que le parece, pudiendo aportar sugerencias o peticiones. Todo esto lleva a pensar que la gente quiere sentirse escuchada, atendida, valorada, notando que sus ideas o su pensamiento son tenidos en cuenta, en este caso por los aspirantes a un cargo público de representación popular.

Si a todo este se le añaden las actitudes públicas de líderes políticos cuando hacen alarde de la utilización de las nuevas herramientas de la comunicación, como fue el caso de Barack Obama con su BlackBerry, el resultado no se hace esperar: hay una legión de indecisos que, quién sabe, se pueden decantar por alguien que hace uso de las nuevas tecnologías para procurar que su mensaje llegue más lejos. Es una manera de intentar ver a un futuro líder que no se enroca en métodos pasados de moda; bien al contrario, sabe aprovecharse de las ventajas del progreso en beneficio propio y de sus electores. Se toca con una aureola de avance en lo moderno que suele dar juego.

 



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