02 Nov #DebateElectoral
Tiempos tasados, temas cerrados de antemano, elección de planos, y prohibición de que exista público en la sala… Pocas cosas dejan los equipos de campaña a la espontaneidad de un verdadero debate electoral pero deberemos conformarnos con lo que hay un año más y agradecer que al menos se empieza a asumir la idea de que no puede haber elecciones sin debate público y televisado. Al menos uno.
El 7 de noviembre se ven las caras Rubalcaba y Rajoy y la simple experiencia de este último en los dos debates anteriores debería concederle una mínima ventaja inicial. Por mucho que ambos se hayan prodigado en medios de comunicación en sus años de gobierno y aunque hayan tenido sus combates dialécticos en el Congreso, un debate electoral televisado debe transmitir sensaciones muy parecidas a las del actor que sale a escena, o el boxeador en medio del ring. Presión y ¿por qué no? Miedo.
No se espera a “la niña de Rajoy” en este debate. Un recurso emotivo que , aunque pudo ser adecuado, estuvo mal utilizado en su momento; tampoco lo de “buenas noches y buena suerte” que también resultó un tanto rebuscado. Pero esta vez entra un elemento nuevo en contienda. Los aplausos y abucheos que no se van a oír en la sala del debate, las críticas, los comentarios y las opiniones van a desarrollarse en otro escenario paralelo. Esta vez las redes sociales van a ser determinantes para decidir quién se lleva el gato al agua.
Normalmente son los medios de comunicación más influyentes los que acuden a encuestas u opiniones para decidir quién gana el debate, pero es probable que esta vez podamos definir otros parámetros basados en hashtags o trendics topics para saber qué discurso ha calado más en los ciudadanos. Por eso los candidatos deben añadir a su arsenal de argumentos algún término atractivo para el comentario en la Red. Qué duda cabe que #NiñaRajoy habría sido un tema de éxito en las pasada elecciones, aunque es posible que no muy favorable a quien lo planteó. El caso es que el debate de esta campaña se va a extender mucho más allá de la emisión televisiva.
Habrá un debate paralelo en las redes, que los medios de comunicación seguirán a buen seguro en un sistema en el que se borran las definiciones on line u off line. La información salta de un sistema al otro a tanta velocidad que ya no nos paramos a pensar si se trata de una noticia generada en la red o fuera de ella. Se impone el modo ‘in’ line, en el que ambos canales se complementan continuamente, desde cualquier parte, a todas horas. Así que veremos otro debate , éste sí, sin los apretados corsés de los equipos de campaña.